Sociales 9

por | 12 septiembre, 2017

Unidad 3 – Página 125
TIC

La economía y el efecto Pigmalión
El efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión, tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor Pigmalión se enamoró de Galatea, una de sus creaciones. Su pasión por la escultura fue tan grande que la trataba como si fuera una mujer real.

Este suceso fue nombrado efecto Pigmalión ya que el escultor superó lo que esperaba de sí mismo, al crear la escultura que resultó tan perfecta que llegó a enamorarse de ella.

El efecto Pigmalión es un fenómeno que tanto en el ámbito personal como social, pueden ser productivo o contraproducente.

El efecto Pigmalión se puede identificar de algunas maneras, por ejemplo cuando una persona consigue lo que se proponía a causa de la creencia de que podía conseguirlo; o mediante las expectativas y previsiones que los profesores pueden tener sobre la forma en que se conducirían sus alumnos, o mediante las profecías auto cumplidas que incitan a las personas a actuar de forma que la expectativas se vuelven ciertas.

Se distinguen dos tipos de efecto Pigmalión, el positivo que se produce cuando aumenta  la autoestima del sujeto, y el negativo que es el que produce una disminución de la autoestima y por tanto el efecto puede mermar o incluso desaparecer.

McClellan escribió en su libro titulado “Estudio de la motivación humana” que Rosenthal demostró, que las expectativas o sesgos de un investigador influían en el comportamiento de los sujetos estudiados, independientemente del contexto o ámbito en que la investigación se llevara a cabo.

El sociólogo norteamericano, William Isaac Thomas fue el autor de un principio que afirma que “Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”. Es decir que si proyectamos algo como cierto, sucederá.

Las expectativas en economía.

Las expectativas de los individuos tienen un papel fundamental en economía. Lo que la gente supone que  ocurrirá en el futuro con la inflación o el nivel de actividad influye, lógicamente, en su comportamiento actual y en las decisiones a adoptar. Las encuestas que se realizan a los empresarios y directivos de empresas, sobre su percepción sobre la evolución: de la economía, de los precios, de los stocks, del empleo o de cualquier otra magnitud, anticipan desarrollos o contracciones futuras de la actividad económica.  Hay quien considera, que las expectativas y las profecías, determinan el futuro porque tienden a cumplirse.

Parece claro que las expectativas son una variable relevante y los gobiernos las analizan e intentan influir sobre ellas, para generar un ambiente positivo, o lo menos negativo posible, para el desenvolvimiento de la acción económica.

De igual manera a como los gobiernos intentan influir en las expectativas, los partidos de la oposición pueden influir sobre dichas expectativas. Así el envío constante de mensajes políticos que cuestionan los avances en el quehacer colectivo condiciona de manera significativa los comportamientos de los individuos y por ende el de los grupos de los que son participes.

Esto pone de manifiesto que la política de comunicación de los interlocutores políticos de la sociedad, en la medida en que sus mensajes como gobierno u oposición política, pueden ser interiorizados por los miembros de la sociedad. Con ello el valor de las magnitudes agrupadas pueden tener fluctuaciones que si se mantienen condicionan el desarrollo global de la actividad económica.

Keynes habló de los «animal spirits», es decir del estado de ánimo de los agentes económicos como factor fundamental para determinar los períodos de auge y recesión, aunque no aclaró cómo se determinan, ni cómo ejercen su influencia.

El primer economista que de forma explícita analizó el modo en que los agentes conforman sus expectativas y su influencia en la política económica fue Milton Friedman, quien señaló que los individuos forman sus expectativas de manera adaptativa. Es decir, la percepción sobre lo que va a ocurrir en el futuro depende de lo que haya ocurrido en el pasado. De este modo, a medida que se conocen información de una variable las personas adaptamos nuestras expectativas sobre su comportamiento futuro.

Por ejemplo, la expectativa de inflación del año próximo vendrá dada por la inflación actual más una corrección en función de los errores cometidos en el pasado.

No obstante, la teoría más elaborada y que más implicaciones ha tenido en este ámbito es la de las expectativas racionales. Según la misma, las expectativas de la gente no difieren de la realidad de forma sistemática. Ello no significa que los individuos no cometamos errores en nuestras proyecciones sobre el futuro, pero estos errores no ocurren de forma sistemática y persistente. Según este enfoque, las expectativas se conforman utilizando toda la información disponible, incluidos los modelos de comportamiento económico.

El concepto de las expectativas racionales, se ha utilizado especialmente en aquellos ámbitos en los que la especulación sobre el futuro tenía una importancia fundamental en la determinación de la acción en el presente.

¿Cómo influyen las expectativas sobre el consumo agregado?

El comportamiento económico agregado  es la suma de los comportamientos individuales y depende de dos elementos que son: las propias unidades de consumo y la importancia o peso que cada unidad de consumo tiene en el agregado.

Así cuando un consumidor interioriza que la situación venidera va a ser peor, comienza a mantener comportamientos que le llevan a ahorrar en mayor medida a como lo hacía con anterioridad. Esta actitud individual le lleva a disminuir su consumo. Esta disminución del consumo, con la misma renta lleva a que el ahorro aumente. La disminución del consumo individual en una familia, y en las sucesivas por la existencia de expectativas negativas, conlleva una disminución del consumo agregado o consumo nacional. Ello en el siguiente ciclo productivo, llevará a que los productores reduzcan su oferta agregada. Con ello se requerirá menos factores productivos, entre ellos menos mano de obra, por lo que la cantidad de trabajo necesaria en el proceso productivo disminuirá. Al existir menos trabajadores empleados, las rentas de estos disminuyen y por tanto su capacidad de adquirir productos en el próximo ciclo.

Cuenca, José. (14 de noviembre de 2011). La economía y el efecto Pigmalión. Escuela de directivos. Recuperado de http://goo.gl/67Y5se